“En otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil
tanto a ti como a mí. Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio corazón”. Filemón
1:11, 12 NVI
Este texto, si lo lees bajo una óptica humanista y de
un modo superficial, se le puede interpretar como fuera del contexto de amor
que se respira en la Biblia.
Porque da la sensación de que Pablo evalúa a Onésimo
(indudablemente un joven creyente) con una óptica utilitaria.
Algo así como…
- Si me sirve lo admito, si no me sirve lo desecho.
Esto quizás justificaría millares de actitudes que en
efecto son de este tenor a lo largo y ancho de nuestro planeta eclesiástico.
Sin embargo, no es así.
Pablo sabe separar muy bien lo afectivo de lo espiritual, cosa que nosotros todavía no hemos aprendido a estimar.
Él ama a Onésimo, pero eso no es factor que lo lleve a elevarlo espiritualmente.
Sólo lo hace cuando su discernimiento se lo muestra.
Si nosotros actuáramos de la misma manera, las posiciones jerárquicas eclesiásticas siempre estarían ocupadas por ungidos en lugar de amigos.
Amén.
0 comments:
Publicar un comentario