“Yo soy la puerta;
el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad,
y hallará pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Juan 10:9, 10 NVI
Siempre aprendimos y enseñamos que ese ladrón que viene a robar, matar y destruir, era el diablo.
Y no está mal porque en el fondo, lo es.
Pero si sigues este relato con atención en todo su contexto, podrás ver que más que el diablo es el asalariado ese ladrón.
Y Jesús dice que él es la puerta y que sólo los que entren por esa puerta serán salvos.
Esto descalifica cualquier otro método o paso de salvación, así parezca real por lo antiguo y tradicional.
Pero no dice sólo eso, sino que añade que quien sea salvo por él, se moverá con libertad.
¿Eso estás haciendo tú, hoy, donde quiera que te encuentres?
Dice que como oveja necesitada de alimento que eres, irás donde quieras a buscar buenos pastos.
¿Eso estás haciendo, hoy?
¿No era que tu alimento, (que es el alfolí), tenía que estar en el templo de tu congregación de tu denominación?
Tiempo de reforma.
Amén.
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