“Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe,
la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas, es el amor”. 1
Corintios 13:13
NVI
¿A quién, sino a Dios, se le podría ocurrir que el amor, que es muy bueno pero que es apenas un sentimiento, esté más arriba en importancia y excelencia que la propia fe y la esperanza?
¿No se contradice esta definición con la enseñanza básica del resto del evangelio?
Si se toma a ese “amor” como el amor Phileo, que es el que se experimenta por nuestros padres, nuestros hijos, nuestras esposas o nuestros esposos, novias o novios, sí que la Biblia se contradice.
Pero resulta ser que de lo que se está hablando aquí es del amor Ágape, que es entre otras acepciones, la “condición interna de ser miembro del reino de Dios”.
Entonces sí que toma el primer lugar, porque sin esa condición interna en nuestro ser, es imposible tener fe y mucho menos esperanza.
Amén.
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